El secuestrador

El Secuestrador2

—Papá, ayer vino al cole un señor de ésos que les gustan los niños de 8 años, un secuestrador. Iba disfrazado de fotógrafo, y llevaba un cuchillo en el bolsillo.

Cualquier padre se alarmaría al escuchar esto. Cualquier padre intentaría aparentar calma y seguir indagando.

—¿Tú viste el cuchillo?

—No, papá, ¿cómo iba a verlo si lo llevaba en el bolsillo? Pero era un cuchillo bien grande. Continuar leyendo «El secuestrador»

Canciones I

Canciones-I

Ella dijo: me gustaría que me quisieran como quieres en tus canciones.

Me quedé un instante mudo, como las cuerdas de una guitarra sin tensar.

Al rato, sin estar todavía afinado, contesté:

¿Como en las estrofas o como en los estribillos?


¿Qué es a7manos? La imagen es de Aris Wells


Si te ha gustado este post…

Suscríbete al blog por correo electrónico

Introduce tu correo electrónico para suscribirte a este blog y recibir avisos de nuevas entradas.

Gente sin sueños

Esta tarde el cielo de Madrid es vehemente. apasionado.

Está lleno de nubes que se persiguen unas a otras.

La tormenta ha borrado el verano de golpe, llenando los cristales de gotitas.

Miro esas carreras de nubes a través de los cristales caleidoscópicos de mi ventana. Y, de repente, la piel de la realidad tiene una cualidad dulce, parecida a la de los sueños.

Sueños. Sí, sueños, ya sabes.

Hay gente sin sueños, según me han dicho.

Vaya, qué mala suerte.

 

Los pies

los piesEs muy importante que yo me entere de si el amor tiende a subir o a bajar. Dentro del cuerpo, quiero decir. Que el amor está dentro del cuerpo, eso está claro. Y que se desplaza… eso es evidente. ¿A quién conoces tú que tenga el amor quieto toda su vida en el mismo sitio como si fuera el pancreas? Continuar leyendo «Los pies»

El Tiempo

IMG_0107Tenía una conexión a internet muy rápida.

Una en el teléfono, otra en el ordenador, otra en el portátil y otra en el iPad. Facebook, instagram, tuiter, spotify, foursquare, youtube, pinterest… Las redes sociales me permitían estar en contacto con miles de personas, saber qué hacían y contarles qué hacia yo.

Tenía cientos de restaurantes, cines, teatros, bares, museos, exposiciones, salas de conciertos… en los que exprimir cada segundo de mi tiempo libre. Y cada vez que visitaba uno, lo compartía en internet con cientos de amigos, multiplicándose y expandiéndose mi gozo por el universo entero.

Estaba registrado en más de 40 sitios de internet y recibía puntualmente noticias, ofertas increíbles, reportajes apasionantes, vídeos, imágenes… Usaba al menos 15 de las 39 aplicaciones instaladas en el teléfono. Hacia más de 30 llamadas al día, casi todas urgentes a la vez que importantes.

Mi libreta de direcciones (sincronizada en todos los dispositivos) rebasaba los mil contactos.

Esta mañana corre un aire fresquito, he regado las plantas, he desayunado, he soportado estoicamente la mirada socarrona de un par de alcornoques centenarios: «eh, tú, el forastero. Pringao!».

Y he pensado que no había mejor manera que escribirte unas líneas para aprovechar, disfrutar, emplear, vivir, saborear, compartir, pasar, EL TIEMPO.

El libro

el libroAl acostarme dejo el libro en el suelo.

Porque esta cama nueva en casa nueva es baja, y porque no tengo mesilla. Ni falta que me hace. Me estoy dando cuenta, en esta etapa de exilio, de que verdaderamente son muy pocas las cosas que me hacen falta. Continuar leyendo «El libro»