Me recorren ríos de arena.
Y yo, la verdad, preferiría tener sangre. De esa roja, corriente y vulgar, la de toda la vida. La de la vida, en general. Es más cómodo para las transfusiones.
En el ambulatorio:
— ¿Grupo?, pregunta la enfermera.
—Caliza, respondo yo.
—Aurora, ven a atender al señor (con retintin) ya está aquí el moderno de los lunes.
Dirán ustedes vosotros que a qué viene esta licencia poética, que de dónde me he sacado la metáfora. No, no es metáfora, es verdad. Si me hago un corte al afeitarme no me sale sangre. El otro día me cogió a traición una lata de mejillones en escabeche, me hice un buen tajo, segunda falange del dedo pulgar, y nada: solo salía arena. Los mejillones me quedaron un poco berberechos. Chirriaban los dientes, los tuve que tirar
Pero yo ya sé por qué es. Una noche de éstas, entrando en Madrid, las calles vacías, me dí cuenta de que estoy lleno de arena porque soy un saco de boxeo, de esos que se usan para entrenar. Y por mucho y muy fuerte que me den, aguanto. Y si me descoso un poco o se me abre una fisura… sale arena, nada más.
En otra vida, antes de ser saco, fui boxeador. Pero se me pasó el arroz, demasiadas noches terminé con la cara como un cromo. Es por eso que ahora me recorren ríos de arena.
Publicado en a2manos 08 dic 2005
Comentarios
Una respuesta a «Arena»
¿Tenemos a la mano que escribe otra vez en activo?
¿o son suposiciones mías?
Supongo.