La noche era de amarillos.
Y tomamos de postre adrenalina.
Nos miramos a los ojos para ponernos a cien. Apartamos los platos, los vasos, los cubiertos…
Nos tumbamos en la mesa como en una playa. Las migas doradas eran la arena, y el ruido de las respiraciones, era el mar.
Un mar, dos mares… muchos mares.
A ratos fuimos los veleros y a ratos las motoras.
Y luego, yo el chico que alquila las tumbonas y tú la alemana con las tetas al sol.
A un sol, a dos soles… a muchos soles.
Hemos tomado de postre adrenalina, que es más digestiva que el sorbete de limón.
También amarillo. Mira tú.
Es que esta noche era de amarillos.
¿Qué es a7manos? La imagen es de Luis Benolier
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Comentarios
8 respuestas a «Amarillos»
Pues un poco de tantra no hubiese ido mal para rematar una noche de amarillos…
A veces el arcoiris se estropea por querer meterle demasiados colores.
Los domingos son muy malas personas
llevo ya un tiempo leyendo este blog. Y cuando me decido a escribir me doy cuenta de que mi arcoiris está bloqueado. ¿será el domingo?
Pero quién dice que yo pasé hambre en la masía. Hambre de alimentos, porque lo que es de la otra… La de las mechas no me dejaba parar. Menuda hembra.
La noche de los amarillos ocurrió hace tiempo, Aunque os la cuente ahora. La literatura y la vida se dibujan con lineas torcidas, discontínuas…
Salud comenteros.
Querio beec. El sol y la luna quizás ayuden en estas situaciones, pero el hambre que ha pasado en la Masía le han hecho lamer las migas doradas.
Te confundes, usuario anónimo.
Todo lo que aquí se cuenta no se enseña en los cursos de sexo tántrito. Lo que se cuenta aquí se aprende… en la vida misma (en días de mucho sol y en noches con mucha luna)
Parece que has aprendido algo en tu curso de sexo tántrico.Bien.