Llego al puesto de la fruta a comprar unos aguacates, una berenjena, dos calabacines y un racimo grande de uvas.

El mercado es una fuente inagotable de sabores y de saberes. No hay día que, cual manojito de perejil, no me traiga de propina algún consejo, alguna buenaventura o una lección de vida, así, a de gratis. Otros van al coach, yo soy más de mercado de abastos.

Hablaba Carmen, la tendera de treintaypocos: carnes duras por la edad, unos genes generosos y bastante gimnasio; y corazón blandito. Hablaba con Don Joaquín, un contable jubilado de los que se hicieron buenas migas con las calculadoras pero fueron barridos por el ordenador, carnes blandas por las 80 primaveras, corazón duro por la misma razón. Que vive en Victor de la Serna en un cuarto con ascensor. Hablaban probablemente de un tercero relacionado con ella, no puedo estar seguro, yo lo pillé de refilón. Y la frutera, con una dignidad que para sí quisieran muchos mariscales de campo llenos de honores y medallas le espetó:

—Y yo para sufrir… va a ser que no.

Diantres, qué alarde de puntería. Me dejó descolocado. Yo no era capaz de retomar la lista de los mandaos y Don Joaquín no tuvo más escapatoria que cambiar de conversación. Vuelvo a casa con la berenjena, los calabacines, las uvas, las uvas, las uvas… algo se me está olvidando y esa frase en la cabeza. Y yo para sufrir… va a ser que no.

Da gusto ir al mercado.

Cuando no escuece, da gusto.

 

 

Publicado en a2manos el 29 diciembre 2008


Comentarios

Una respuesta a «El mercado»

  1. Avatar de Dcleger
    Dcleger

    FELIZ AÑO,A2MANOS !!! Es que no te has dado cuenta que cambió el «folio»? Todavía duermes la resaca o te raptaron en el mercado???