En esta época no encuentro la inocencia.
Estoy como resabiado, resentido. A ratos.
Será cosa de la desilusión.
El caso es que pienso que si se me apareciera ahora mismo Michelle Pfeifer —la del póster de mi habitación, la de hace veinte años— con su helicóptero, vestida sólo con un picardías —picardías y botas de montar en helicóptero, claro— y me dijera: «Eres el hombre de mi vida, estoy locamente enamorada de ti, de cada uno de tus huesos y de lo que los recubre, llámalo piel si quieres. Y me quito la vida si no te vienes conmigo a mi rancho de tresmil hectáreas o más donde los bocadillos de mortadela son siempre de paté de oca y en la bañera hay tres grifos: frío, caliente y champán.».
La miraría de soslayo y diría para mí: «Ya, el viejo truco del rancho».
No encuentro la inocencia,
y estoy seguro de que la había dejado por aquí..
¿Qué es a7manos? La imagen es de María Abalo
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Comentarios
4 respuestas a «Escepticismo»
Muy bueno Óscar, pero que sepas que al final el viento siempre cambia de dirección. ¿O no?
La mano que toca escribe como a mí me gustaría hacerlo.
La mano que toca habla como yo lo haría. ¿La pérdida de la inocencia tiene más que ver con la edad o con lo experimentado?
A la mano que toca le gusta Michelle Pfeifer.