Qué manía con ponerle a las calles nombres de generales, de batallas o de episodios nacionales.
¿Acaso no ven que se pasan de moda?
Pueden haber sido buenos generales. Si es que consiguiéramos ponernos de acuerdo en qué eso.
O batallas gloriosas, la única batalla por unanimidad gloriosa es la que nunca se libra.
¿Episodios nacionales? Sólo de escuchar el nombre, de tanta pompa, da pereza.
Y en un pueblo chiquito, escondido en un extremo de Sierra Morena, en el que las fachadas son todas folios en blanco, a alguien se le ocurrió llamar a una calle Alegría.
Nada más.
Y nada menos.
¿Quién no quiere vivir en una calle que se llama Alegría?
Todos las ciudades, todas los pueblos, todos los barrios debería tener una calle que se llamara Alegría.
Todas las calles de todas las ciudades deberían llamarse de esa manera: Alegría.
Y buscando una dirección nos confundiríamos.
Bueno, y qué ¿se te ocurre un lugar mejor para perderte?
Comentarios
Una respuesta a «La calle de la Alegría»
¡POETAAAAAAAAA! Que cosa más redonda y alegre nos has dejado. Gracias… De mayor quiero ser los pueblos que cuentas y Marco me dice que él también 😉