Etiqueta: o.ortuño

  • Insectos

    Me he levantado con una tristeza esta mañana. Pequeña pero insistente como un mosquito en una noche de verano. Puede que sea de origen hormonal. Me he despertado un par de veces cuando amanecía, me incomodaba el aire fresco que entraba por la ventana y había unos cuantos fantasmas tirando de las sábanas, viejos conocidos.

  • La digestión

    1. las cosas que dije 2. lo que me callé 3. los deseos atrapados en los dedos 4. la brisa que bañaba las almohadas 5. el miedo 6. el mal tiempo 7. el gris que llegó de la calle 8. los presentimientos Tengo ganas de aplastar el reloj con un martillo, para vengarme así de…

  • Marina

    Hola Marina, soy los lazos que te cogen la muñeca, soy el aire que toca tus hombros, las curvas de tu pelo, el insecto que intentas atrapar con esa ventana pequeña que sujetas con dos manos. ¿Qué es a7manos? La imagen es de Orti Si te ha gustado este post…

  • Botas

    Miro las botas emparejadas al lado de la cama. Sucias. Viejas. No pueden disimular, llevan muchos caminos a cuestas. Si me quedo en silencio parece que respiran. No apuntan hacia mí, sino hacia la ventana, hacia el exterior. Como el perro que araña la puerta para que lo saquen, mis botas siempre están dispuestas. Soy…

  • Paula y el mar

    Le gusta mirar al mar, porque eso le eleva el espíritu. Ella vuela cuando mira al mar. Yo diría que mirar al mar es su antídoto contra el paso del tiempo, contra el exceso de realidad. No es raro porque ¿a quién no le ha pasado el sentir una emoción íntima e intensa al asomarse…

  • Fidelidad

    Entro en Caprabo. Compro ocho cocacolas laitlimón, una bandeja de setas, un filete de fletán y cuarto de jamón york. Lo pongo en la cinta mientras miro a la mujer que va delante de mí. Miro lo que ha comprado: sanjacobos congelados, gratinado de berenjenas congelado, pizza congelada, patatas prefritas congeladas y una caja de…

  • Lenguas y cuchillos

    La otra noche me invitaron a cenar en un restaurante caro. Era un sitio muy agradable, bien decorado, cómodo y sin estridencias. Los vasos estaban muy brillantes, las servilletas dobladas con exactitud nanométrica y los cubiertos alineados con tal perfección que no cabía duda de que el maitre padecía trastorno obsesivo compulsivo como yo. No…