Cosas que le pasan a este farandulero cuando NO está en el escenario

Como las cigarras

Las puertas y las ventanas están abiertas toda la mañana, antes de que el sol alcance el poderío y lo aplaste todo. Los olores y los sonidos del cuasi jardín, y ese fresquito estimulante acompañan el primer café. Sin azúcar. Sin azúcar el café, sin azúcar el jardin, y la vida también sin azúcar, casi. Desde hace ya mucho tiempo: sin azúcar. Las cosas de la edad. Si a los 20 el peligro está en los accidentes, a los 50 está en el azúcar.

Es verano y yo me hago viejo.

Terminada la misión de la crianza ando buscando una nueva cruzada. Sin cruzada no somos nada, los humanos necesitamos “cruzar” algo, lo que sea, Cada edad ha de tener su misión. Yo no sé cuál es la mía ahora, pero estoy en ello. Porque pienso que la contemplación, del universo que me rodea, sus circunstancias, sus jardines, sus azúcares, la contemplación gozosa, en si misma no se puede considerar cruzada. Porque no hay resistencia, no hay pelea, no hay dolor.

Cenando Canciones en Finca La Fronda

Canto, esa es mi misión.

Saco la voz que he tenido guardada. Que he enseñado durante tantos años con prevención, con pudor, con recato, como enseñan otras las piernas. Eres tu voz y tus circunstancias y muy poco más. Bueno, y tus piernas, claro.

Ah, ya sé.: leo.

Pero leer es en gran medida contemplar. Por eso no cuenta.

Leo, contemplo, me he licenciado en criar, no le pongo azúcar a la vida… al menos es verano.

Y, como las cigarras, canto.