
La vida es corta, rompe las reglas. Perdona pronto, besa despacio, ama de verdad, rie sin control y nunca te arrepientas de algo que te haga sonreír.
NOTA: Gracias al amigo Paul Dawson por compartirlas
Página Oficial del Cantante, Contante y Sonante
La vida es corta, rompe las reglas. Perdona pronto, besa despacio, ama de verdad, rie sin control y nunca te arrepientas de algo que te haga sonreír.
NOTA: Gracias al amigo Paul Dawson por compartirlas
Cuenta la Odisea que, siguiendo el consejo de Circe, Ulises se hizo amarrar al mástil de su barco para atravesar los dominios de las sirenas.
Todos sabéis que las sirenas son unos seres mitológicos mitad pez mitad mujer.
Por supuesto que primero se probó con la mitad de arriba pez y la de abajo mujer.
—No fastidies, pero si parece una merluza con patas.
Y decidieron dejar el diseño como lo conocemos ahora: de cintura para arriba, mujer, de cintura para abajo, pez. Quizá si se hubiese preguntado a los peces, el resultado habría sido distinto.
Si atendemos a las representaciones gráficas que se han hecho a lo largo de los siglos, las sirenas tienen dos rasgos esenciales a saber: el primero es la singular belleza y el segundo que los mechones de pelo les tapan siempre los pezones. Un tercer rasgo menos conocido, y que por razones obvias no se puede apreciar en la pintura, es que cantan como los ángeles. Las Melodías están tan bien elegidas y el timbre de voz es tan hermoso que los marineros que las escuchaban sentían una imperiosa fuerza de saltar corriendo del barco e ir hacia ellas, con la consecuencia de que morían ahogados. Me pregunto si esa voz melodiosa habría tenido el mismo efecto arrebatador si en el imaginario del marinero medio el modelo de sirena hubiera sido el de mitad superior pescado, mitad inferior doncella, me da que no.
Ulises estaba haciendo el viaje de regreso a Itaca y, con antelación a la etapa de las sirenas, Circe debió decirle a Ulises algo así como: machote, son absolutamente irresistibles, pero, además, tus hombres y tú lleváis muchas semanas de abstinencia. Yo no me arriesgaría.
Y Ulises, que no en vano era requetelisto, tomó la decisión de mandar a los marineros taparse los oídos con cera y atarse él mismo (con los oídos sin tapar) al mástil de su navío. Podría de esta manera, resistir la tentación y satisfacer su curiosidad.
La Odisea cuenta que Ulises sufrió como un perro escuchando los cantos de las sirenas, pero superó la prueba. No dicen nada del priapismo que afligió al héroe durante días aunque nos lo podemos imaginar.
Lucho cada día contra las interrupciones. El ping del teléfono cuando llega un mensaje, el ping de Facebook cuando hay una actualización, el ping del reloj para recordarme una cita, el ping del email, el ping de cada una de las máquinas actualizables… todas mis sirenas cantan lo mismo: ping.
Y luego está esa frase en una noticia que me lleva a wikipedia, y de una entrada en wikipedia a otra y de ahí al infinito y más allá. Ríete tú de las vueltas que dió Ulises por el Mediterráneo queriendo regresar a Itaca.
No es que yo adolezca de un pensamiento vagabundo, cercano al oso que persigue a manotazos mariposas, son las sirenas.
Y sé que esos bucles de mi pensamiento son estériles y tóxicos, pero ahí están. Yo soy yo y mis bucles. Sólo algunas temporadas consigo transmutarme en severa institutriz de mí mismo y como Ulises impertérrito me ato al mástil del navío para no caer en la tentación. El móvil se queda en esos días, apagado, desterrado en otra habitación y así consigo mantener el timón, apuntando hacia mi Ítaca personal.
A mis 40 y 10 años, cuarenta y nueve dicen que aparento, entiendo por qué Joaquín Sabina se ponía tan nostálgico al llegar a esa edad. Aunque también es verdad que hizo un testamento autoindulgente, declarándose absuelto y con todas las bendiciones. permítanme los fans esta herejía. De atenuante, precisamente, la edad. Como es sabido, el paso del tiempo trata peor al crápula que al beato.
De la misma forma que se han paralizado los procedimientos judiciales debería haberse parado el procedimiento biológico de cumplir años. Pero no. Súmale a eso que la cuarentena está propiciando digresiones en la linea de pensamiento de cada uno de nosotros. El quien-soy-de-donde-vengo-y-a-donde-voy ha subido 10 puestos en el ranking. Y de esta manera se me está juntando Málaga con Malagón.
Nadie sabe cómo vamos a salir de esta pero nadie quiere que sea retrocediendo a lo de antes. Los oráculos han cerrado por liquidación. Mejor no mirar a las bolsas de valores buscando indicios. Sabemos que lo de antes era mediocre, sobre todo por la desigualdad y la sangría medioambiental, queremos creer que lo podemos hacer mejor.
Las ballenas que atraviesan el océano están anonadadas por el silencio, el fondo del mar ha ganado mucho con el confinamiento. Los atunes serán más gordos al año que viene, las sardinas también. Los salmones río arriba saltan, pero ahora es de alegría. Los elefantes del zoo miran con sorna al cuidador: ni para ti, ni para mí, ya estamos iguales. Si una mariposa en medio del bosque pudiera analizar la realidad circundante, precisamente hoy, podría llegar a la conclusión de que los senderistas se han extinguido. Nunca ha habido más flores.
No tengo necesidad de que abra el concesionario, ni la iglesia, ni el estadio, ni el hotel todo incluído, ni el plástico a tutiplén. Salven las ferreterías, las depilaciones, salven las papelerías, las reparaciones y las cervezas al sol. la señora que da abrazos, la paciencia, salven la conversación.
Esta mañana me he topado con estas 3 pinzas de la ropa. Estaban asomadas al tramo de escalera que lleva a mi sótano.
Ocupaban un lugar que no les correspondía y, dado que las capacidades motrices de las pinzas de la ropa son tan limitadas, es poco probable que pudieran volver a su lugar de residencia/trabajo sin ayuda.
Es curioso: con lo bien que agarran las pinzas de la ropa y lo mal que andan.
No es raro encontrarse en mi casa, me da que también en otras casas, objetos huérfanos. Bolígrafos o lapiceros, calcetines, clips, una goma de pelo o unas llaves que nada abren. O unas pilas descargadas. No siempre esas orfandades me recuerdan a las mías, pero esta mañana, un poco, sí.
No suelo sentir empatía por esos pequeños objetos abandonados, no me suelo identificar con ellos, mi me hago cargo de sus sentimientos, ni siquiera me paro a hablar con ellos, no me suele interesar su vida, pero esta mañana, un poco, sí.
Y es que creo que vamos demasiado rápido, sólo le concedemos a nuestros bichitos congéneres humanos 140 caracteres, No nos hacemos cargo de sus sentimientos (eso requiere tiempo), no nos identificamos con ellos (eso requiere cariño), y no nos paramos a hablar con ellos (eso requiere voluntad). Y vamos por ahí cultivando orfandades, criando ausencias, con las tripas hechas un erial lleno de pantallas OLEOD.
Caen en desuso palabras como «magreo«, «ligar» o «tertulia«, puede haber mayor signo de decadencia.
Cojo las 3 pinzas y las llevo a su cesta para que se relacionen y satisfagan sus anhelos sociales. Una de ellas, la verde, me pide que la deje enganchada a la cuerda, apunta que tiene mejores vistas.
Se lo concedo.
¿Tú sabías que Mack the Knife y Pedro Navaja son la misma canción?
Continuar leyendo «Mack The Knife, Mackie Messer, Pedro Navaja»Siempre me ha llamado la atención lo cotillas que son las flores, asomadas a los balcones para enterarse de todo lo que pasa en la calle.
Ay, qué no sabrán las flores de nuestras vidas. Y qué guapas se ponen para fisgar. Nada de batas de guata, nada de rulos y olor a puchero, con sus mejores galas. Con sus perfumes y sin recato se asoman, conscientes de que todo el mundo las va a mirar, las 24 horas del día, pero a ellas les da igual.
Y toman nota de quién entra y quién sale, quién viene y con quién va.
Un día llega en que el tiempo y el sol las vencen, los pétalos de carne pierden su primor. adelgazan, ya no son flexibles, se les apaga la vida. Sus colores antes boyantes ahora escuetos y leves están.
Sus hojas, que llevan impresos los secretos de la calle en que vivió, son arrancadas por la brisa, y caen al suelo. Suerte que la gente lleve tanta prisa y no se pare a leer las hojas muertas de las flores, si no, menudo escándalo.
Salgo a mi jardín… yo lo llamo jardín como piropo, para darle un refuerzo positivo, pero objetivamente es un descampado desigual de mala tierra donde se impone una anarquía botánica.
Le he dado dos años de libre albedrío en el que mi contribución han sido palabras de aliento y chorros de agua a discreción. Continuar leyendo «Jardín»
Ayer leo que los amigos, hacer un poco de ejercicio, ser agradecido y expresar las emociones, son herramientas para ser más feliz. Felicidad en el sentido esencial, esa que buscaban los griegos, los neanthertales y el eremita, no la de las canciones pop o Carrefour. Felicidad con mayúsculas, de cuando se inventó la palabra, de antes de la rueda, felicidad intramolecular, no la felicidad de colorines, no la felicidad de comprar cosas. Continuar leyendo «Chopin, hierbajos y la Luna»